El motor del A3 clubsport quattro sorprende. Ciento doce caballos por litro para un motor gasolero es una cifra (¿casi?) récord. Audi asegura haber mejorado el sonido, por lo que el diésel ya no tiene nada que envidiar de la nafta.
Con este impulsor, el A3 llega a los 100 km/h en 6s6 y tiene una máxima de 244. El torque máximo es de 450 Nm y está disponible desde las 1.750 RPM. Tiene tracción en las cuatro ruedas y cuenta con caja manual, de sexta.
Por dentro, las butacas, el volante con la aplicación de aluminio y la palanca de cambios con guías, cambios hacen una combinación extraordinaria. No me gustaron los paneles de las puertas. Afuera tiene pintura bicolor en referencia a la bandera de Austria (se presentó en un encuentro en ese país), alerón tipo DTM y el ocho que lleva cada puerta es por el año (2008, obvio). Las llantas son de 20 pulgadas, pero aquí hay otro detalle al que no adhiero: los plásticos que recorren la carrocería por encima de las ruedas es de mal gusto (agravante: se ven los tornillos). Lo mejor hubiera sido que eso fuera parte de la carrocería. La trompa puede ser la nueva imagen de la marca.
Encima además de tener facha y potencia, cuenta con toda la tecnología: podés variar la respuesta del acelerador, el nivel de asistencia de la dirección, el límite del ESP (control de estabilidad) y la dureza de los amortiguadores, que de hecho no son como los habituales sino hechos con la tecnología “magnética” (la dureza del fluido dentro del amortiguador varía por cambios de corriente eléctrica).
Audi aprovechó su experiencia lograda con el R10 TDI (compite en AMLS/LMS) que usa desde hace algunos años en Le Mans, primero en el motor V12 para el R8 y ahora, en el A3. Para mí, el motor 2l turbo de 224 HP se perfila para ser un éxito en el futuro.
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